Llevo mucho tiempo en el mundo de la estrategia empresarial y vital. Empecé mi primer negocio a los 15 años. Sí, has oído bien, a los 15 años. Por aquel entonces, no tenía ni idea de lo que era dirigir un negocio, pero vi una oportunidad de mercado y, sin pensármelo dos veces, me lancé a por ella. Por supuesto, no tenía dinero para llevarlo a cabo.
Vengo de una familia muy humilde. Cuando mi padre se fue, nos abandonó a mi madre, a mi hermana y a mí. Mi madre trabajaba y estudiaba todo el día para mantenernos y darnos seguridad y una vida mejor. Así que lo poco que teníamos era para poner comida en la mesa y pagar sus estudios. Por muy buena que fuera mi idea, ni se me ocurrió pedírsela.
Tras muchas deliberaciones, decidí pedírselo a uno de mis primos. Pero, ¿cómo le pides a un adulto de 30 años que te preste dinero para montar un negocio? Aún recuerdo su cara de asombro cuando me puse delante de ella y, con sólo 15 años, le pedí que me prestara lo que hoy serían unos 10.000 euros. Me miró y me dijo: "¿Por qué necesitas tanto dinero?" y yo le contesté: "Prima, necesito que me escuches hasta el final". Me senté con ella y le expliqué mi plan de negocio, prometiéndole que se lo devolvería en unos seis meses. Después de pensarlo un rato, dijo que confiaba en mi plan y accedió a prestarme el dinero. En dos meses ya se lo había devuelto, más un regalito por su confianza.
Después de eso, mi negocio ganaba lo que hoy serían unos 80.000 euros al año. Así que, a los 16 años, y como comprenderás, después de no haber tenido lo que veía que tenían otros chicos de mi edad, ahora tenía todo lo que algunos sólo podían soñar. Incluso un día alquilé un coche de caballos para ir a comer pizza a un restaurante. Pero no todo era bueno; en ese negocio aprendí el significado de "obsolescencia del producto". Pero eso no importaba; ya había saboreado el éxito y sabía exactamente qué camino tomaría mi vida.
Desde entonces, he creado y perfeccionado diversas estrategias de éxito personal y empresarial que aplico a personas y empresas de todo el mundo. El aprendizaje no ha sido un camino de rosas ni mucho menos. He ganado y aprendido mucho, pero también ha sido muy doloroso hacerlo solo y aprender por el camino. Aun así, viviría cada día que me ha llevado hasta donde estoy hoy sin ninguna duda. La vida no me lo ha puesto fácil. Pero no hace falta sufrir lo que yo he sufrido para llegar a donde estoy.
En la actualidad, vivo en Londres y soy Consejero Delegado de un holding empresarial valorado en más de 150 millones de libras, con una facturación anual de más de 20 millones de libras. Creo firmemente en el coaching y la tutoría, y creo personas de éxito. Permítame mostrarle el camino hacia el éxito, evitando años de aprendizaje y dolor innecesarios. No sólo cambio hábitos, sino que transformo vidas.